¿Qué son las emociones?
Las emociones forman parte de la vida corriente.
"Emoción" designa sentimientos que cada uno puede reconocer. Se caracterizan por sensaciones más o menos precisas, de placer o displacer. Las positivas, anticipan acontecimientos agradables; las emociones desagradables o negativas se asocian con las experiencias del dolor, el peligro, la culpa, el rencor, los miedos. Las emociones agradables o desagradables tienen una característica en común y es que no son simplemente cerebrales, sino que van acompañadas por modificaciones fisiológicas y somáticas. Para hablar de emociones y compartirlas con aquellos que nos rodean, se pueden designar con términos como alegría, exaltación, felicidad, miedos, ansiedad, rabia, tristeza, depresión, odio, rencor, envidia.
La emoción nace de la interpretación de la situación en sí. Esta posición implica una relación de dependencia entre las emociones y la cognición.
Otra función de las emociones y que es muy importante, es su valor de señal. Por ejemplo, si una de las primeras veces que pongo los pies en un velero siento miedo debido al fuerte viento y al mar encrespado, puedo entrar en razón y quitarme la idea de que el barco se va a pique, al ver que a mi alrededor la tripulación se dedica tranquilamente a su tarea.
Las teorías fisiológicas ponen el acento en el tipo de relaciones posibles, en cuanto al estado mental cognoscitivo y su expresión somática. Hay una percepción de las modificaciones viscerales que sigue a los acontecimientos del medio, la fuente de la emoción, y otro que reduce esas modificaciones a simples correlatos. Para resumir estas teorías caricaturescas podemos decir que se trata de saber si tengo miedo porque corro, o si corro porque tengo miedo.
La emoción sentida es más intensa cuanto más perturbada está la fisiología, pero sin que ésta afecte la cualidad de la emoción.
"Emoción" designa sentimientos que cada uno puede reconocer. Se caracterizan por sensaciones más o menos precisas, de placer o displacer. Las positivas, anticipan acontecimientos agradables; las emociones desagradables o negativas se asocian con las experiencias del dolor, el peligro, la culpa, el rencor, los miedos. Las emociones agradables o desagradables tienen una característica en común y es que no son simplemente cerebrales, sino que van acompañadas por modificaciones fisiológicas y somáticas. Para hablar de emociones y compartirlas con aquellos que nos rodean, se pueden designar con términos como alegría, exaltación, felicidad, miedos, ansiedad, rabia, tristeza, depresión, odio, rencor, envidia.
La emoción nace de la interpretación de la situación en sí. Esta posición implica una relación de dependencia entre las emociones y la cognición.
Otra función de las emociones y que es muy importante, es su valor de señal. Por ejemplo, si una de las primeras veces que pongo los pies en un velero siento miedo debido al fuerte viento y al mar encrespado, puedo entrar en razón y quitarme la idea de que el barco se va a pique, al ver que a mi alrededor la tripulación se dedica tranquilamente a su tarea.
Las teorías fisiológicas ponen el acento en el tipo de relaciones posibles, en cuanto al estado mental cognoscitivo y su expresión somática. Hay una percepción de las modificaciones viscerales que sigue a los acontecimientos del medio, la fuente de la emoción, y otro que reduce esas modificaciones a simples correlatos. Para resumir estas teorías caricaturescas podemos decir que se trata de saber si tengo miedo porque corro, o si corro porque tengo miedo.
La emoción sentida es más intensa cuanto más perturbada está la fisiología, pero sin que ésta afecte la cualidad de la emoción.
tomado de http://conemoc.blogspot.com/
Porqué será, que la nostalgia
no se queda en el pasado
que la distancia
a un corazón enamorado
le hace sentir frío en el alma.
Porqué será, que me imagino
tu silueta entre la gente
que cuando el tiempo pasa más
yo quiero verte y hacerte mía
nuevamente.
Soy todo un loco enamorado de tus ojos,
viviendo ausente de lo que hago y reconozco,
que me hace falta verte a ti,
que no disfruto estar así,
y con tu amor
yo vuelvo a despertar
mis emociones.
Soy todo un loco enamorado de tus ojos,
viviendo ausente de lo que hago y reconozco,
que me hace falta verte a ti,
que no disfruto estar así,
y con tu amor
yo vuelvo a despertar
mis emociones.
Que me hace falta verte a ti,
que no disfruto estar así.
Y con tu amor
yo vuelvo a despertar
mis emociones.
no se queda en el pasado
que la distancia
a un corazón enamorado
le hace sentir frío en el alma.
Porqué será, que me imagino
tu silueta entre la gente
que cuando el tiempo pasa más
yo quiero verte y hacerte mía
nuevamente.
Soy todo un loco enamorado de tus ojos,
viviendo ausente de lo que hago y reconozco,
que me hace falta verte a ti,
que no disfruto estar así,
y con tu amor
yo vuelvo a despertar
mis emociones.
Soy todo un loco enamorado de tus ojos,
viviendo ausente de lo que hago y reconozco,
que me hace falta verte a ti,
que no disfruto estar así,
y con tu amor
yo vuelvo a despertar
mis emociones.
Que me hace falta verte a ti,
que no disfruto estar así.
Y con tu amor
yo vuelvo a despertar
mis emociones.
Dueño de mis emociones
Hoy seré dueño de mis emociones.
Si me siento deprimido, cantaré.
Si me siento triste, reiré.
Si me siento enfermo, redoblaré mi trabajo.
Si siento miedo, me lanzaré adelante.
Si me siento inferior, vestiré ropas nuevas.
Si me siento inseguro, levantaré la voz.
Si siento pobreza, pensaré en la riqueza futura.
Si me siento incompetente, recordaré éxitos del pasado.
Si me siento insignificante, recordaré mis metas.
Hoy seré dueño de mis emociones.Si me siento deprimido, cantaré.
Si me siento triste, reiré.
Si me siento enfermo, redoblaré mi trabajo.
Si siento miedo, me lanzaré adelante.
Si me siento inferior, vestiré ropas nuevas.
Si me siento inseguro, levantaré la voz.
Si siento pobreza, pensaré en la riqueza futura.
Si me siento incompetente, recordaré éxitos del pasado.
Si me siento insignificante, recordaré mis metas.
Si se apodera de mí la confianza excesiva, recordaré mis fracasos.
Si me siento inclinado a entregarme con exceso a la buena vida, recordaré hambres pasadas.
Si siento complacencia, recordaré a mis competidores.
Si disfruto de momentos de grandeza, recordaré momentos de vergüenza.
Si me siento todopoderoso, procuraré detener el viento.
Si alcanzo grandes riquezas, recordaré una boca hambrienta.
Si me siento orgulloso en exceso, recordaré un momento de debilidad.
Si pienso que mi habilidad no tiene igual, contemplaré las estrellas.
En definitiva, hoy seré dueño de mis emociones.
¿Cómo puedo controlar mis emociones?
SI TE pidieran tu opinión, ¿dirías que el fuego es bueno, o malo? “Depende”, puede que respondas. En una fría noche de invierno delante de una chimenea, probablemente dirías que el fuego es bueno. Pero ese mismo fuego, si se dejara sin control, podría extenderse rápidamente y quemar toda la casa. Seguro que entonces ya no pensarías lo mismo.
Algo parecido ocurre con las emociones. Cuando las expresas de forma controlada, son beneficiosas, pues te pueden ayudar, entre otras cosas, a estrechar las relaciones con los demás. Pero si no las dominas, pueden tener un efecto desastroso en ti y en los que te rodean.
De seguro tú también has visto que es difícil dominar ciertas emociones. Quizá te cueste controlar tu genio. O puede que a veces te invada una profunda tristeza. ¿Hay algo que puedas hacer para controlar esos sentimientos? A continuación te damos algunas sugerencias.
Aprende a controlarte
Cuando una persona nos trata de forma injusta, es natural que nos enojemos. Y en estos casos hay quienes pierden el control enseguida. Cuando la Biblia habla de alguien “dado a la cólera” y “dispuesto a la furia”, se refiere a este tipo de personas (Proverbios 22:24; 29:22). Es peligroso dejarse dominar por estas emociones, pues pueden hacer que uno haga o diga algo de lo que luego se arrepienta. Entonces, si alguien te trata mal, ¿cómo puedes controlarte?
Antes que nada, analiza la situación con calma. ¿Podrías resolver el asunto “en [tu] corazón”?* (Salmo 4:4.) Recuerda que devolver “daño por daño” solo empeorará las cosas (1 Tesalonicenses 5:15). Después de pensarlo bien y orar, quizá veas que el resentimiento desaparece y que ya no estás tan enojado (Salmo 37:8).
¿Y si esto no es suficiente? Según la Biblia, hay “tiempo de callar y tiempo de hablar” (Eclesiastés 3:7). ¿Por qué no hablas con la persona que te ofendió? Si crees que eso no sería lo mejor, podrías contarles lo que te pasa a tus padres o a un amigo maduro. Y aun si ves que esa persona te trata mal a propósito, no le pagues con la misma moneda, sino que esfuérzate por ser amable. La tabla de la página 221 te ayudará a no reaccionar impulsivamente ante situaciones que hasta ahora solían enojarte.
Pero lo más importante es que no dejes de orarle a Jehová para que te ayude a librarte del rencor. Es verdad que jamás podrás cambiar lo que pasó, pero sí puedes cambiar tu forma de reaccionar. Si dejas que el resentimiento te domine, en cierto modo estás permitiendo que la otra persona controle tus pensamientos y sentimientos, tal como un pescador controla al pez que muerde el anzuelo. ¿No preferirías ser tú el que tuviera el control? (Romanos 12:19.)
Cómo combatir la tristeza
“Últimamente tengo muchos cambios de humor y soy muy dura conmigo misma —cuenta Laura, de 16 años—. No hay nada que me haga feliz. A veces lloro hasta quedarme dormida.” Al igual que Laura, muchos adolescentes se sienten abrumados por las presiones de la vida. Quizá tú te sientas igual. Las exigencias de tus padres, amigos y profesores; los cambios físicos y emocionales por los que estás pasando; la frustración que te produce algún defecto o debilidad..., en fin, todo te deja con el ánimo por el suelo.
Algunos jóvenes hasta se lastiman a propósito tratando de aliviar su angustia.* Si tú haces lo mismo, intenta identificar la causa. ¿Hay algo que te preocupe mucho? ¿Tal vez alguna cuestión que afecte a tu familia o a tus amigos?
Una de las mejores maneras de luchar contra el desánimo es hablar con uno de los padres o con un cristiano maduro que demuestre ser “un hermano nacido para cuando hay angustia” (Proverbios 17:17). Liliana, una chica de 16 años, decidió desahogarse con algunas cristianas. “Como son mayores que yo, me dieron muy buenos consejos. Ahora son mis amigas”, relata.* En el caso de Dana, de 15 años, lo que la ayudó fue aumentar su participación en el ministerio cristiano. “Es lo mejor que pude haber hecho. Nunca me había sentido tan feliz.”
Pero, sobre todo, no dejes de orar, por muy triste que te sientas. El salmista David, que se enfrentó a muchos problemas en la vida, escribió: “Arroja tu carga sobre Jehová [...], y él mismo te sustentará” (Salmo 55:22). Jehová sabe muy bien por lo que estás pasando. Es más, “él se interesa por [ti]” (1 Pedro 5:7). Y si el desánimo domina tu corazón, recuerda que “Dios es mayor que nuestro corazón y conoce todas las cosas” (1 Juan 3:20). Jehová entiende mejor que tú por qué te angustias, y puede aliviarte.
Ahora bien, si tu tristeza no desaparece, es posible que tengas algún trastorno de salud, como puede ser la depresión.* En este caso, sería conveniente que fueras al médico.Fingir que no tienes un problema sería como subir el volumen de la música en tu automóvil para no oír un ruido extraño del motor. ¿Verdad que eso no resuelve nada? Así pues, busca ayuda. No tienes por qué avergonzarte de lo que te ocurre. A muchos jóvenes les ha dado buenos resultados recibir tratamiento contra la depresión o contra trastornos parecidos.
Pues bien, ¿qué hemos aprendido en este capítulo? Hemos visto que las emociones son como el fuego. Si las controlas, pueden hacerte mucho bien; pero si no las dominas, pueden tener un efecto desastroso en ti y en otras personas. Así que esfuérzate por mantenerlas bajo control. Es cierto, de vez en cuando harás o dirás cosas de las que luego te arrepentirás, pero ten paciencia. Con el tiempo serás tú el que domine tus emociones en lugar de que ellas te dominen a ti.
tomado de http://wol.jw.org
¿Cuántas veces has dicho:
"Estoy...(enojado, angustiado, preocupado, etc.) y aunque quiera, no puedo evitarlo"?
Generalmente pensamos, que no podemos controlar lo que sentimos.
Que cuando nos enojamos, angustiamos o deprimimos, no podemos hacer nada al respecto.
Sin embargo, esto no es así.
¿Te has dado cuenta, que ante una misma situación, no todas las personas sienten lo mismo?
¿Sabes a qué se debe?
Los sentimientos están directamente relacionados con nuestros pensamientos y si dos personas piensan de distinta manera ante un mismo hecho, tienen sentimientos diferentes.
Los sentimientos pueden originarse de dos maneras diferentes:
1.- Una situación una activación fisiológica (cambios físicos en el organismo) pensamientos (evaluación de la situación) = sentimiento.
2.- Una situación pensamientos (evaluación de la situación) activación fisiológica (cambios físicos en el organismo) = sentimiento.
Cuando los pensamientos son negativos, el sentimiento es negativo, cuando son positivos, el sentimiento también lo es.
Veamos un ejemplo.
En el primer caso, se da un estímulo o situación:
Un coche enfrena bruscamente, atrás de nosotros.
Esto provoca una respuesta física en nuestro organismo: nos late rápidamente el corazón, se nos enfrían las manos, etc., (síntomas de temor y angustia).
Evaluamos y pensamos negativamente sobre lo sucedido: "Que horror, casi me choca", "Me podía haber matado".
Este tipo de pensamientos mantienen e incrementan el miedo y la angustia.
En el segundo caso sucede algo similar, pero primero se dan los pensamientos y después la activación del organismo y el sentimiento.
Cada vez que recordemos el suceso y empecemos a repetirnos los mismos pensamientos, una y otra vez, vamos a experimentar síntomas de angustia y temor.
Por lo tanto, tenemos que tener cuidado con nuestros pensamientos, porque éstos pueden mantener o agrandar una emoción e incluso, hacerla desproporcionada al hecho que la provocó.
Al principio, cuando tratamos de cambiar nuestros pensamientos, para modificar y controlar nuestros sentimientos, puede costarnos trabajo, porque los sentimientos surgen a tal velocidad, que no nos damos cuenta de su formación, ni de los pensamientos involucrados.
Es por eso que pensamos que los sentimientos son causados por algo externo.
De hecho, ni siquiera es un solo pensamiento, es todo un diálogo que mantenemos en nuestro interior, a una velocidad asombrosa, con el que describimos, juzgamos y etiquetamos todo lo que pasa a nuestro alrededor.
Por lo tanto, para reducir la emoción, es necesario darnos cuenta, qué es lo que estamos pensando y si es posible, qué pensamos en los instantes previos a la emoción.
"Estoy...(enojado, angustiado, preocupado, etc.) y aunque quiera, no puedo evitarlo"?
Generalmente pensamos, que no podemos controlar lo que sentimos.
Que cuando nos enojamos, angustiamos o deprimimos, no podemos hacer nada al respecto.
Sin embargo, esto no es así.
¿Te has dado cuenta, que ante una misma situación, no todas las personas sienten lo mismo?
¿Sabes a qué se debe?
Los sentimientos están directamente relacionados con nuestros pensamientos y si dos personas piensan de distinta manera ante un mismo hecho, tienen sentimientos diferentes.
Los sentimientos pueden originarse de dos maneras diferentes:
1.- Una situación una activación fisiológica (cambios físicos en el organismo) pensamientos (evaluación de la situación) = sentimiento.
2.- Una situación pensamientos (evaluación de la situación) activación fisiológica (cambios físicos en el organismo) = sentimiento.
Cuando los pensamientos son negativos, el sentimiento es negativo, cuando son positivos, el sentimiento también lo es.
Veamos un ejemplo.
En el primer caso, se da un estímulo o situación:
Un coche enfrena bruscamente, atrás de nosotros.
Esto provoca una respuesta física en nuestro organismo: nos late rápidamente el corazón, se nos enfrían las manos, etc., (síntomas de temor y angustia).
Evaluamos y pensamos negativamente sobre lo sucedido: "Que horror, casi me choca", "Me podía haber matado".
Este tipo de pensamientos mantienen e incrementan el miedo y la angustia.
En el segundo caso sucede algo similar, pero primero se dan los pensamientos y después la activación del organismo y el sentimiento.
Cada vez que recordemos el suceso y empecemos a repetirnos los mismos pensamientos, una y otra vez, vamos a experimentar síntomas de angustia y temor.
Por lo tanto, tenemos que tener cuidado con nuestros pensamientos, porque éstos pueden mantener o agrandar una emoción e incluso, hacerla desproporcionada al hecho que la provocó.
Al principio, cuando tratamos de cambiar nuestros pensamientos, para modificar y controlar nuestros sentimientos, puede costarnos trabajo, porque los sentimientos surgen a tal velocidad, que no nos damos cuenta de su formación, ni de los pensamientos involucrados.
Es por eso que pensamos que los sentimientos son causados por algo externo.
De hecho, ni siquiera es un solo pensamiento, es todo un diálogo que mantenemos en nuestro interior, a una velocidad asombrosa, con el que describimos, juzgamos y etiquetamos todo lo que pasa a nuestro alrededor.
Por lo tanto, para reducir la emoción, es necesario darnos cuenta, qué es lo que estamos pensando y si es posible, qué pensamos en los instantes previos a la emoción.
Divide una hoja tamaño carta, colocada horizontalmente, en 5 columnas, en donde la primera, segunda y cuarta columna sean más angostas, como para anotar una o dos palabras y la tercera y quinta sean más anchas.
En la primera columna anota como te sientes.
En la segunda, qué sucedió, que provocó dicho sentimiento.
En la tercera, anota todo lo que pensaste o todo lo que crees que otra persona pudo haber pensado, para tener ese sentimiento.
Lee los artículos sobre estilos de pensamiento y cómo cambiar tus pensamientos equivocados.
En la cuarta columna, anota a qué estilo de pensamiento se refiere.
En la quinta, cambia cada uno de los pensamiento equivocados por uno más adecuado, de acuerdo al artículo cambia tus pensamientos equivocados.
Otra forma de trabajar con nuestros pensamientos es anotarlos y luego analizar cada uno de ellos preguntándonos.
¿Si ante esta situación, un amigo reaccionara sintiéndose así (con el sentimiento que nosotros tenemos) y me dijera... (lo que nosotros escribimos) que le diría yo para ayudarlo a superar esa situación y disminuir su emoción?
En la primera columna anota como te sientes.
En la segunda, qué sucedió, que provocó dicho sentimiento.
En la tercera, anota todo lo que pensaste o todo lo que crees que otra persona pudo haber pensado, para tener ese sentimiento.
Lee los artículos sobre estilos de pensamiento y cómo cambiar tus pensamientos equivocados.
En la cuarta columna, anota a qué estilo de pensamiento se refiere.
En la quinta, cambia cada uno de los pensamiento equivocados por uno más adecuado, de acuerdo al artículo cambia tus pensamientos equivocados.
Otra forma de trabajar con nuestros pensamientos es anotarlos y luego analizar cada uno de ellos preguntándonos.
¿Si ante esta situación, un amigo reaccionara sintiéndose así (con el sentimiento que nosotros tenemos) y me dijera... (lo que nosotros escribimos) que le diría yo para ayudarlo a superar esa situación y disminuir su emoción?
tomado de http://www.crecimiento-y-bienestar-emocional.com
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